domingo, 29 de marzo de 2015

Mi opinión – La Ropavejera: El génesis del mal, de Ramón Cerdá

No es el primer libro de Ramón que leo, ni tampoco será el último, pero si he de decir que he notado un cierto cambio de registro, tanto en su manera de narrar, como en la de transmitir una historia. A mí siempre me ha gustado su manera de escribir, y también el género de sus libros, pero queda claro que cuando uno piensa que es difícil mejorar lo anterior, Ramón al final se supera.

No quiero centrarme en lo mucho que admiro a Ramón y sus logros, así que voy a contar un poco sobre la novela que acabo de terminar, sin desvelar nada… como hago siempre. Bien. Yo diría que Enriqueta Martí, más conocida como “La vampira del Raval”, podría considerarse como nuestro particular Jack el Destripador, pero como el cine ha sido más de dominio anglófono, muy pocos de nosotros conocían la existencia de este personaje. Si bien puede parecer sacado de una novela de terror, se trata de una mujer que existió de verdad y que hizo gran parte de lo que el autor nos describe. Ramón se ha documentado mucho, pero como él mismo me desveló en una de nuestras charlas, se ha tomado ciertas licencias literarias para remendar los vacíos históricos y recrear una vida peculiar y macabra.

Me llamó mucho la atención su manera de combinar la narración en primera persona, con la tercera persona. Es un recurso que no me había planteado, y me resultó muy novedoso. También hace que la novela sea más personal, cosa que es magnífico, ya que se trata de una historia de un personaje peculiar, así mimetizamos más sus acciones y, como se suele decir, no ponemos en su piel (nunca mejor dicho). Dándole un toque macabro a la metáfora.

Supongo que, llegado a este punto, uno debe de preguntarse de qué va la novela. Pues mira: De intriga, suspense, terror, historia y… mucho más. Me resulta muy difícil encasillarla en un género en concreto, y creo que eso la hace más atractiva. Los escenarios, las situaciones, las actuaciones, los momentos… es una novela que te mantendrá enganchado hasta la última página. ¿Qué queréis que os diga? Compradla y leedla. Es una pasada.


¡Ahhhh! Y no quería dejar de hablar sobre de la edición que tengo en mis manos. De lujo no… de lujo extremo. Así que aprovecho esta línea para darle las gracias a mi querido amigo e hilador de historias: Ramón Cerdá y, aunque no llevo, me quito el sombrero. Bravo. Un fuerte abrazo para él, y para todos.


Alexander Copperwhite