
He de admitir que el autor me sorprendió al
iniciar una búsqueda en tierras anglosajonas, donde los protagonistas pretenden
hallar un tesoro templario. Está claro que Inglaterra está ligada con la orden,
y no es eso lo que me llamó la atención, sino que fuese un español el
responsable de descifrar lo indescifrable, contratado por nobles franceses. ¿Y
por qué no? Si al final añadimos el toque de una dulce dama que le dará un giro
inesperado a la novela, qué más queremos.
Ahora en serio… asesinato, guerra, rescate,
batallas, posadas oscuras, frío y dolor, despiadados gobernantes y doncellas de
poco cuidado. Si os apetece viajar a otra época y disfrutar de una lectura
amena, esta es una novela que no os defraudará.
Alexander Copperwhite
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