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Con esta pequeña introducción me
atreveré a escribir unas pocas palabras sobre la novela de Josep Capsir, La
herencia de Jerusalén, que es de uno de los géneros que más me apasionan. La búsqueda
de una verdad universal, siempre es interesante y embriagadora. Y en esta
novela nos adentramos en un mundo olvidado, o mejor dicho, envuelto por museos
y objetos que casi nadie puede tocar. Todo lo que se narra en ella podría ser
cierto. La pregunta ¿y por qué no? Aparece infinidad de veces en nuestras
cabezas y hace que la historia sea muy interesante y fácil de seguir. Los
personajes son muy buenos, muy pasionales y que en un momento dado (cuando
menos te lo esperas) reaccionan de una manera muy “mediterránea”, con sus característicos
movimientos bruscos de manos, subidas de tono y discusiones de corte irónico.
La historia también tiene su toque romántico, o puede que lo haya entendido
mal. O puede que lo exprese así para no dar demasiadas pistas y animar a los
lectores que lo descubran pos sí mismos.
Para mi gusto a faltado algo de
acción. No es que sea un elemento que estropee la novela, en absoluto, pero me
da la impresión que la propia historia lo requería. Eso sí, los lugares, los
hechos históricos, los objetos y los personajes están perfectamente
documentados. Incluso nos podemos encontrar con alguna que otra imagen que nos
ayuda a compartir la visión del autor.
Si te gustan las buenas
historias, si dudas de todo lo que se te plantea como real, si te gusta viajar,
descubrir, emocionarte, comprender y tocar lo intocable, esta es tu novela,
porque en ella sentirás todo lo que te he descrito en la línea anterior… y
mucho más.