lunes, 1 de agosto de 2011

Recordatorio

Los caminos ocultos de la autocompasión, sólo conducen hacia la inevitable realidad de la autodestrucción. Cuando levantas la cabeza con orgullo, tu columna vertebral se estira, los músculos se oxigenan y el autoestima vuelve a brotar, igual que las setas que crecen en la oscuridad de sus húmedos rincones. Pero no te sientes chepado, curvado en tu idiosincrasia malévola que debería esfumarse al instante. No te sientes atraído por la negatividad de los pensamientos mundanos, ni por el odio que profesas hacia tu yo encarcelado. Porque así debe de ser. A cambio, eliges ser bueno y ayudar, y amar, y luchar contra las injusticias, y desear ser alguien mejor, en tu propio cuerpo. Tu templo. Y lo consigues. Y las tinieblas sólo fueron una pesadilla. Pero jamás la olvides, o de nuevo decaerás.  
Alexander Copperwhite

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