lunes, 18 de noviembre de 2013

En el punto de mira — Ambiciones y Reflexiones, de Belén Esteban

No ha transcurrido mucho tiempo desde que la famosa tertuliana de la televisión presentó un libro de carácter autobiográfico. Tanto la expectación de sus fans, como la disceptación de sus no fans, han generado una publicidad de un valor incalculable. No me gusta ser crítico cuando hay que tratar sobre los gustos de la gente, y por ello no diré nada sobre los fans de Belén, salvo que me parece estupendo que corran a comprar su libro, si eso les apetece y les hace felices.

Ahora:

Quizás debería haber titulado estas líneas de la siguiente manera: Ambiciones y Reflexiones, ¿de Belén Esteban? No creo que me lo vaya a leer, entre otras cosas porque presupongo que ella no ha sido la autora del libro. No me malinterpreten, pero no hay nada más interesante que poder “entrar” en la mente de un autor para así descubrir su mundo, o el que ha plasmado. Sé lo que muchos pensarán, ¿para qué querer entrar en la mente de Belén Esteban? Pues yo qué sé, la respuesta más obvia que se me ocurre es el típico: ¿Por qué no? Aprender es aprender y conocer es conocer. Dicho esto, ahora intentaré imaginarme (que no digo que no sea cierto) que la autora del libro ha sido ella. El lenguaje que suele utilizar es demasiado plano (no significa que sea malo), y cuando uno busca literatura, razonamiento, estructura y ese algo que ata una buena historia en lo que lee, me da la sensación de que aquí no lo va a encontrar. Y el contenido ¿Una vida interesante? Si se buscan emociones, amoríos, pasiones, etc… supongo que sí; pero también se pueden leer las 50 sombras que también trata de ese tema, y, según dicen porque no lo he leído, despierta pasiones utilizando una prosa sencilla. Y al menos utiliza una prosa.

Lo raro:
Me he topado con diversidad de opiniones, que son las que me incitaron a escribir esta nota. Básicamente hay autores que no ven con buenos ojos el lanzamiento de este libro, ya que “invade” el difícil de por sí mundo del escritor. Hombre, yo comprendo ese punto de vista, aunque no lo comparto. Es como si tuviera una pastelería y me molestase que Kinder Bueno promocionase un nuevo huevo de chocolate forrado con barquillo crujiente (que no es mala idea), y me pusiera a quejarme. En primer lugar, las quejas que yo pueda manifestar se transforman en súbita publicidad (como esta notita), y no existe publicidad buena o mala, sino sólo publicidad; y en segundo lugar, cómo vamos a comparar un producto industrial (Kinder) con una labor artesana como puede ser un pastel de triple chocolate. No se puede.

Conclusión:

Yo le deseo lo mejor a esta señora. Sé muy poco de ella (me considero fan friki del cine y de los documentales), pero lo que sí puedo asegurar es que muchos son aquellos que se sienten a gusto con ella; viéndola en la tele, leyéndola sobre ella en las revistas, y ahora… en un libro. No me preocupa para nada su libro, porque no tiene nada que ver con lo que yo escribo, y supongo que mis lectores “están a salvo” de sus garras lingüísticas (aunque nunca se sabe, jejeje). A los que se quejan de que el medio televisivo ofrece un empujón importante a esta gente, sólo les aconsejo una cosa: luchad y acceded a este medio. A los que no les gusta esta señora: no compréis su libro ni la veáis en la televisión. Y a quienes sí les gusta: de momento vivimos en un país libre (más o menos) y haced lo que más os plazca y lo que os hace felices. Que los problemas grabes no hace falta buscarlos… ya vienen solos.


Alexander Copperwhite

2 comentarios:

  1. Pero es que le queda algo más que contar??? Qué horror!!!
    Un fuerte abrazo Alexander.

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    1. Por lo visto sí, pero bueno, hay personas que les gusta repetirse, repetir, y ser repetitivo en ciertas cosas. Un abrazo querida amiga :-)

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