El otoño nos enamora, el invierno enfría, e incita a enamorarse y rejuntarse, la primavera otorga esperanza y el verano… bueno… del verano mejor no hablemos ya que invoca todo lo demás, de mismo orden, viceversa, y entremezclado. Crecemos igual que la verdura o mejor dicho… nos crecemos. Tanto mustios y desanimados, como alegres y de nuevo aflorados. Y cuando nos resulta difícil levantar ese ánimo, arriba esa cervecita fría, que refresca el gaznate y disipa las ideas de mal pensar. Pizza otoñal, pasta primavera, cazuela invernal y mejunjes de verano. Elegid… y disfrutad… hay para todos.
Alexander Copperwhite
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